Sunday, July 5, 2009

Capítulo 2

La oficina era pequeña y el oficial que me esperaba se notaba algo impaciente. Quizá tenga que ver el hecho de mi tardanza; había llegado unos diez minutos tarde. Sin palabra tomé asiento en el espacio limitado, observando mi entorno sin interés; atrasando lo inevitable. Las paredes estaban despintadas por el tiempo y la humedad, algunas estaban descascaradas, los pellejos de pintura haciendo formas macabras. Una luz anaranjada encendida no hacía mucha diferencia por la claridad nubosa que entraba por las persianas, inundando el lugar en penumbra en sitios específicos.

Cuando al fin alcé la mirada, el oficial me observaba, la grabadora encendida sobre el escritorio.

-- ¿Y bien, señorita? ¿Planea hacer su confesión? -- La pregunta flotó unos segundos en el aire.

-- Mi nombre no es importante en estos momentos. Vengo a confesar que he asesinado a tres hombres. Uno de ellos fue mi último esposo. Los otros dos eran amantes de antaño.

Así comienza mi historia.

---

Soy de la fiel convicción que toda historia debe tener un comienzo. Usualmente, los comienzos introducen a los protagonistas de las mismas y dejan plasmado en la primera impresión el hecho de si nos identificamos con ellos o no. Mi historia, sin embargo, es diferente y la protagonista no necesita introducción. Pero, por el hecho de permanecer fiel a mis creencias, aquí va.

Creo que siempre supe que yo no estaba sola en mi mente.

Sus susurros hacían eco en mi cabeza en los momentos más oportunos (y en los inoportunos también). Su nombre es Luna, y es todo lo que conozco, y soy, ahora.

Nunca creí en la baba psicoanalítica esa que denomina el término de múltiple personalidad, y sin duda, no creo que pueda categorizarme a mí y a Luna en dicho término. Somos dos entidades completamente diferentes que compartimos una misma mente, un mismo cuerpo. Sin embargo, soy consciente de que está ahí y la escucho, la entiendo, la comprendo. No se me olvidan períodos de tiempo, estoy consciente todo el tiempo. Es por eso que decidí confesar lo que hice. Bajo su influencia, sí, pero fueron mis manos; fue mi mente consciente quien me permitió hacerlo. Por eso soy tan culpable como me siento. Por eso vine hoy a decir mi historia.

Comienza un diez de enero.

No comments: